Desde estas páginas queremos manifestar nuestro apoyo a las mujeres iranies que han salido en tromba para defender su libertad y sus derechos. Entendemos que ellas son las auténticas y anónimas heroínas de nuestros días, que se enfrentan a lo imposible en un país sometido al yugo islámico.
No resulta admisible que en el siglo XXI desfasados criterios de moral y retrogradas costumbres mantengan atrapadas a quienes son el sostén principal de la sociedad y la familia en Irán.
Basta citar algunos ejemplos para entender las duras
condiciones de vida a que se encuentran sometidas. Una sencilla afición, como
montar en bici se considera una indignidad o una grave ofensa a la sociedad; no usar un fular, constituye una imperdonable
transgresión, debiendo someterse a un procedimiento de reeducación a quien así
actúa; la asistencia a un partido de fútbol
les esta vetado etc. La policía de la moral mantiene una continua vigilancia de
los comportamientos, presta a reprimir todo aquello que se aparte de sus
arcaicos códigos. No es difícil imaginar
que vivir entre estos estrechos márgenes, en un entorno opresor, es una pesada
y dura carga.
Frente a ello, observamos lo que
ocurre en nuestro país, en donde con frecuencia las administraciones publicas
plantean campañas insustanciales que
nada cambian, porque todo es imagen y
nada realidad. Transformar hábitos y vivir en libertad, no es gratuito y obliga
a un esfuerzo y un cambio de mentalidad que solo se logra con formación cultura
y trabajo.
Por eso echamos de menos que por parte de tantas organizaciones y asociaciones feministas españolas, que dicen apoyar y defender a la mujer, y de los poderes públicos, no se alce la voz, y se impulse un fuerte movimiento de solidaridad hacia estas mujeres, que viven en un mundo oscuro sin libertad y sin opciones, obligando a imponer sanciones aun régimen que carece de legitimidad.
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